Hoy queremos presentaros uno de los rincones más pintorescos de Córdoba, a menos de 30 minutos de la misma: la llamada Torre de las Siete Esquinas, una torre vigía construida quizá en tiempos de los emires que gobernaban desde Qurtuba, la capital de al-Ándalus.
La torre, construida con mampuestos irregulares trabados con cemento de cal y arena, en realidad no tiene 7 esquinas, sino 8 (Torre ochavada).
Su apariencia tosca y su estado de ruina contrastan con la imponente vista que se tiende a nuestros pies, una de las más impresionantes que podemos obtener de Córdoba y el valle del Guadalquivir.
La tradición nos cuenta que fue construida para evitar las constantes reconstrucciones de un monasterio situado muy cerca de allí, el monasterio de Peñamelaria.
Al parecer en dicho monasterio vivían o al menos lo frecuentaban cristianos que formaban parte de movimiento de los llamados Mártires de Córdoba, que causaron más de un dolor de cabeza a los emires Abderramán II (822-852) y Mohammed I (852-886), como los mártires decapitados llamados Pomposa y Fundilas.
Lo que es seguro es que la torre formaba parte del cinturón defensivo de la enorme capital de al-Ándalus, por lo que estaba en contacto visual con otras torres cercanas, como la de las Palomas (de la que queda muy poco y cuyo acceso es más complicado) y se situaba muy cerca de la del Beato, la mejor conservada de las tres.
Igualmente pudiera vigilar los caminos usados para bajar el mineral desde las milenarias minas que se sitúan en sus inmediaciones, muchas de ellas explotadas al menos desde tiempos romanos. Es por ello que a sus pies zigzaguea un camino que sólo los más observadores y curiosos acertarán a encontrar, la llamada Trocha del Cobre.
Testigo pétreo y silencioso de los cambios de la ciudad que durante mas de mil años se han producido en Córdoba, la Torre de las Siete Esquinas es un tesoro escondido que espera a ser descubierto una y otra vez por aquellos que se aventuren a profundizar un poco más en la inmensa y fascinante historia de esta ciudad.